“Levántate otra vez; olvídate de tus temores. Un día, ¿quién sabe?, incluso estos días difíciles serán grandes momentos para recordar”
- Virgilio-
Al pilotear el avión de la vida, todos en algún momento atravesamos por algunas nubes o nos enfrentamos a algún pozo de aire. Sostengo que la vida sería aburrida si solo sufrieran los malos, si fuera lineal y color de rosa, ya que al atravesar las montañas rusas, pasar por los distintos colores y matices nos permiten valorar los momentos de paz, transformarnos y pegar el salto cualitativo.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos enfrentamos a un gran dolor, a una gran pérdida, a una gran crisis donde sentimos que la vida nos da un giro de 180º y en el que obligadamente tenemos que estacionar el auto al costado del camino, y en ese momento, quizás hasta nos enojamos con Dios, con el destino, con nuestra familia o nuestra pareja y donde nos hacemos miles de preguntas sin encontrar respuestas.
Pero, ¿qué nos pasa cuando no logramos discernir qué hay más allá de eso que estamos viviendo?, de seguro nuestro viaje por la vida se llenará de sufrimiento y nuestra mochila estará cargada de culpas, miedos, carencias, enojos, resentimientos y falta de perdón incluso hacia nosotros mismos.
Y esto generalmente sucede cuando no conocemos otra forma de ver la vida, porque lógicamente aprendimos a pensar y a sentir de una determinada manera y creímos que esa era la verdad, lo normal y lo correcto.
Y quizás llegó un punto donde dijimos “basta”, nos miramos al espejo y nos dimos cuenta que nuestra vida ya no se parecía en nada a lo que alguna vez habíamos soñado.
En la aventura de la vida cada pasajero, cada camino, cada persona, es una pieza en el inmenso rompecabezas que se dibuja frente a nosotros, mostrándonos un paisaje increíblemente bello y perfecto por los accidentes pasados.
Muchos tienen su “despertar” luego de una crisis y me plantean que ya “es tarde” para realizar determinada actividad o cumplir un sueño, sienten que “perdieron” el tiempo, que no hay nada para hacer y terminan anclados en un estado de ánimo de resignación.
Cuando se presenta el momento de volver a empezar, quizás muchos piensen que su tiempo ya pasó, sea por la edad que tienen o por cualquier otra circunstancia. Cuando estamos posicionados en una conversación que “ya es tarde” para nosotros, para determinado aprendizaje, lo único que estamos haciendo es crear una interpretación que nos aleja de la posibilidad de empezar algo nuevo.
Te invito a que te preguntes: ¿cuántas cosas te gustaría hacer y crees que ya no hay tiempo?, ¿para qué cosas consideras que ya pasó tu momento?. La pérdida de sueños e ideales genera la muerte en vida. Un sueño por grande o pequeño que parezca es lo que nos inspira a seguir adelante y da sentido a nuestras vidas.
Pensar que ya es “tarde” para cumplir un sueño es una interpretación que hacemos en la mente y que elegimos para tener una buena excusa para frenarnos en nuestro camino de acción y no ir por más.
Observa a esos momentos de huracanes como procesos de limpia, de desintoxicación mental, física, emocional y espiritual. Obsérvalos como puntos de quiebre que permiten la transición entre una habitación a otra completamente nueva, desconocida y de grandes bendiciones.
¿Te sientes triste?, ¿te encuentras en un estado de desesperanza?, inhala profundo, y responde: ¿Qué sugerencias le darías a un ser querido que está atravesando la misma situación?, ahí está la respuesta.
¿No sabes como resolver lo que estás viviendo?, contesta: ¿Qué no has hecho hasta ahora?, ahí está la solución.
¿Vas a vivir llorando por lo que pudo ser y no fue?. Vamos!, elévate por encima de la situación, mira para arriba con fe y esperanza. Cree y confía en que todo lo que estás viviendo viene con una bendición bajo del brazo y una bella tarjeta que dice: “Todo está bien. Esto también pasará”.
Bendice tu crisis, dale la bienvenida y recuerda, nunca es tarde para volver a empezar, sobre todo cuando aún tienes un sueño que cumplir.
Luz y Amor
Lic. Patricia Bogado
Coach Ontológico & PNL - Management de Emociones
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