“-¿Que tiene ella que no tenga
yo?” – “¿Por qué si yo lo quería tanto?” – “¡Todas las mujeres son iguales!” – “Pero
si nada más fue sexo y no significó nada” – “Es que se me presentó la ocasión y
no pude evitarlo.”
Parecería que la infidelidad
es algo que sucede de manera natural cuando las cosas no van bien en una
relación. Las estadísticas afirman que más del 50% de la población occidental
es infiel, lo ha sido o lo será. Siendo ésta la principal causa de divorcio conyugal
y de violencia intrafamiliar.
Básicamente el tema de la
infidelidad son acuerdos implícitos y explícitos que se violan en una relación.
Y como estamos en este lado del mundo en una sociedad de relaciones monógamas
se presupone que tendríamos que honrar esta parte.
Una persona me dijo que
“existe un submundo de relaciones y es natural que esto suceda”, y si es
natural que esto suceda entonces no caigamos en la hipocresía y hablemos de
frente con la pareja. Demandamos exclusividad, la exigimos pero al mismo tiempo
la violamos.
Hay quienes dicen que buscan
emoción, que buscan aventura en la relación, y por supuesto que el peligro
activa la adrenalina que a su vez activa la dopamina y que a su vez activan los
circuitos del enamoramiento, esto es verdad, pero también se puede encontrar
emoción con la pareja.
La infidelidad siempre es
síntoma de algo mucho más profundo, por un lado nos muestra las necesidades
insatisfechas en la pareja, buscamos afuera eso que no tenemos en casa. Y por
otro lado también nos puede estar señalando que la persona que comete
infidelidad tiene una carencia básica estructural, posiblemente un vacío que ya
lo trae desde sus relaciones primarias, y que aunque le bajes el cielo es
probable que esta persona ni sepa lo que quiere.
Uno de los mitos es creer que
la infidelidad está sólo en el cuerpo, y lejos de eso. Si bien este tipo de
engaño es la más temida por los hombres, también se puede ser infiel emocional
o sentimentalmente, la cual es la más temida por las mujeres. Y asimismo
podemos hablar de la infidelidad cibernética donde muchos piensan que mandarse
mensajitos ocultos no es infidelidad, lamento informar que sí lo es, y así
empieza el asunto.
Psicológicamente esto trae
múltiples consecuencias para la persona engañada que experimenta una fulminante
bajada de su autoestima. Y para los responsables del engaño también dan su
aparición la culpa, el arrepentimiento y el miedo a ser descubiertos.
No seamos idealistas y
caigamos en el amor romántico de Romeo y Julieta creyendo que el antídoto
contra esto es el amor. El amor no lo puede todo, no detiene el deseo, no es
incondicional, por sí solo no basta y no blinda contra la infidelidad. Cupido
flecha por la espalda y podemos amar a dos y hasta a tres personas a la vez. Y
cualquier mortal está en riesgo de jugar con fuego, nadie está inmune.
Nunca está justificada una
infidelidad, nunca es lógico. Se es infiel siempre por decisión y siempre se
puede evitar, es un acto de voluntad, es autocontrol. Tú puedes ser la peor
pareja del planeta tierra, pero quien decidió ser infiel fue el otro y pudo
haber optado por muchas otras cosas. Antes que eso se puede hablar, se puede
buscar ayuda personal o profesional, o de plano terminar la relación si resulta
insoportable.
Si te fueron infiel, en primer
lugar decide si estás dispuesto a perdonar o declaras la relación por
terminada. Ten en cuenta que esto va a llevar tiempo, no va a ser fácil, raras
veces se perdona por completo y siempre tiende a quedarse algún estigma, por lo
tanto se aconseja que ambos busquen ayuda profesional.
Pero recuerda, la fidelidad es
una cuestión de voluntad y no del corazón. A veces creemos que al ser infiel le
estamos haciendo algo al otro, cuando en realidad no hay nada más infiel que el
infiel a sí mismo.
Un abrazo de luz
Lic. Patricia Bogado
Coach & Master PNL
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