martes, 27 de marzo de 2012

Elige la paz


“La adversidad depende menos de los males que sufrimos que de la imaginación con que los padecemos”.
-F.  Fénelon-

Creo definitivamente que vinimos a ser felices, nadie vino a sufrir de gusto. Por Dios, ¿quien podría ser tan masoquista y querer darse el mismo golpe siempre tras la misma puerta?. Si sufrimos es porque aún seguimos un tanto dormidos, y cada quien tendrá su momento de despertar.
Todos nos hablan de “LA FELICIDAD” como ese estado a alcanzar, como el conejito siempre detrás de la zanahoria, todo es urgente, y que al final te terminas dando cuenta que cuando ya corriste tras el viento porque te apura “no se quién” para llegar al sitio “ningún lado”, te preguntas y dices: “y, ahora?”. Y sigues igual, o peor, porque ya estás agotado.
A ¿qué quiero llegar con esto?, que me puse a reflexionar sobre ¿qué es lo que realmente buscamos los seres humanos?.
En la vida se van sucediendo cambios en los que el proceso de madurez humana nos hace más pacientes, conforme vamos creciendo internamente hay menos prisa. Hablando en criollo, dejamos de perseguir la zanahoria.
Particularmente a mi, el concepto de “felicidad” me generaba mucha ansiedad y estaba “adelantada” en mi mente al momento presente; y me preguntaba: “¿Adonde está?, ¿Cuándo saldré sorteada en el bolillero?, ¿Será esto que estoy viviendo la felicidad o es algo más “wow”?, ¿Y cuando la alcance, se irá?”. Todas esas preguntas neuroasociaba al término de felicidad.
Y generalmente ¿por qué sucede esto?, porque confundimos felicidad con bienestar. Una cosa es ser feliz y otra cosa es tu bienestar.
El nombre te lo dice bien-estar, estar-bien. Es un estado, un momento, circunstancial. Tienes el auto, un lindo espacio donde trabajar, una bella computadora, una bonita cama, etc. Eso es bienestar, es algo maravilloso y agradezcamos diariamente por todo eso que tenemos y nos permite un determinado confort.
Todo esto es muy bonito, pero no da la felicidad.  Un ejemplo de eso: hay gente con todo el dinero del mundo y aun así se quita la vida.
Sigamos reflexionando. Y ¿de qué hablamos cuando hablamos de felicidad? Y podríamos decir que hablamos de gozo, siendo la hermana gemela la alegría. Y fíjense que ironía, los grandes gozos de la vida no son enormes, son pequeños. Quizás el compartir una comida, disfrutar de un baño caliente, el sentarse en la playa sin hacer nada, o esas charlas de horas con esa persona especial.
Y todo esto nos va acercando a lo que verdaderamente buscamos los seres humanos. Y que no es otra cosa que la paz interior. Todos, absolutamente buscamos nada más que eso. La paz es todo. El resto es una vuelta de carrousel.
Cada vez que te sientes bien, cada vez que te conectas con tu esencia,   estas en conexión con Dios, porque esa es tu frecuencia.
Me gusta mucho una palabra en inglés y que la tengo como lema, y es: “Feel good- feel God”, al cual, yo lo interpreto así: “Cuando te sientes bien, cuando sonríes estás más cerca de Dios”.
Recuerda siempre que en cualquier circunstancia, en cualquier condición, tú puedes darte cuenta que la paz está a tu alcance y es un acto de elección.
Aquí una clave, aplícalo cada vez que puedas al tomar una decisión y pregúntate: “Esto que voy a hacer, decir, pensar, ¿me da paz?,”, si es así, sigue por ahí. Si no, no. Eso es fluir.
Y sí, la vida es simple. Si algo fluye fácil es por ahí, sino, no. Que afirmación sabia te he dicho. Es que no hay más, nuestra licuadora mental la hace compleja, créeme es así.
El problema viene cuando nos resistimos a remover lo que ya no va con nuestro campo vibracional; al ego le gusta mucho retener. Y cuando no nos movemos, esa energía se pudre y damos la bienvenida al sufrimiento opcional.
Por decirlo de otra forma, el sufrimiento se da cuando entran en choque la "doble A": la aceptación y adaptación. La aceptación de que lo hecho, hecho está, y de que el otro es otro. Y la adaptación a lo nuevo; este paso conlleva necesariamente un cambio en tu interior y la búsqueda de nuevas herramientas.
Te animo a conectarte nuevamente con tu esencia, a que busques todo aquello que te de paz interior, a que cambies y des paso a lo nuevo y a lo mejor.
Y cuando te plantees un objetivo sea en el área que sea, no persigas a la zanahoria, porque lo que importa no es alcanzarlo, sino la calidad de vida que se experimenta a lo largo del camino.
Al fin y al cabo, ¿de qué trata la vida?, de aprender a fluir en el momento presente con la carta que toque, y ver el lado bueno y hasta gracioso de lo que sucede.
Esa es la magia de la vida cuando sigues a tu intuitivo corazón. Ten la plena certeza de que a cada momento tú puedes elegir la paz.

Luz y Amor


Lic. Patricia Bogado
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