lunes, 1 de agosto de 2011

Discute que nada queda



“Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio: no lo digas”.
- Proverbio árabe- 


Hay personas que siempre están listas para juzgar, emitir críticas y buscar el pelo al huevo. Es triste y lamentable encontrarse con gente que sólo tiene un enorme deseo de discutir y señalar, posicionándose desde la razón y cegándose ante el punto de vista ajeno.
Parto de un principio ontológico: No sabemos cómo son las cosas, solo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos.
Por lo tanto, no vemos la vida como es, sino que la vemos de acuerdo a nuestro nivel de conciencia. Y me detengo aquí.
Vemos de acuerdo a nuestro nivel de conciencia, ¿qué significa esto?, que yo observo la vida conforme a mis creencias, a mi modelo mental, a mis valores, a mi verdad, desde mi mapa, tan único e irrepetible como mi persona y tan distinto como cada ser humano que existe en este bendito planeta.
Entonces, si yo logro entender, asimilar y aplicar esto, dejaré automáticamente de querer tener razón y podré respetar y aceptar el punto de vista del otro.
Bien sabemos que una vida cuánto más vacía mas pesa. Y aquella persona que más critica solo expone irremediablemente sus carencias internas.
Si bien los seres humanos somos generadores de juicios, debemos tener suficiente cuidado de cómo, cuándo y desde qué lugar lo estamos haciendo.
Se hace necesario que nos demos cuenta de que cuando señalamos con un dedo, hay tres dedos que nos señalan a nosotros. Intentemos no juzgar tan livianamente cuando no tenemos suficiente información.
Antes de emitir una opinión hacia algo o alguien, pregúntate: ¿En qué área o dominio calificas ese juicio? ¿Basado en qué datos o hechos lo estás emitiendo?.
Aprendamos a enjuiciar las opiniones: ¿Quién lo dijo?, ¿Con qué autoridad?, ¿En qué se está fundando?.
Recuerda, que la opinión habla del observador. O sea, ese juicio que emites hacia otra persona no revela al otro sino que revela quién eres tú.
Ahora bien, una vez comprendido esto, seguimos en evolución. Ya sabemos que es el ego quién lucha y que necesita tener razón. El ego se cubre bajo un maquillaje de "justicia" sintiendo la imperiosa necesidad de reaccionar ante eso que está escuchando.
Llega un punto, un hermoso punto de la vida, y que hasta lo detectas mágicamente, donde ya no hay nada que decir. Simplemente porque ya ni sientes la necesidad de aclarar absolutamente nada, pero nada. Querer discutir con alguien que ha evolucionado espiritualmente, resulta llanamente imposible y hasta desesperante para el otro.
Tú piensa en esto. ¿Sirve de algo tirar perlas a los chanchos?, no. El chancho estará contento jugando en el barro porque ese es su lugar, pero tú en cambio te ensuciarás.
Cada persona es un maestro, cada situación es una lección y una estupenda oportunidad para seguir creciendo interiormente. Entonces, presta atención cuando aparezca alguien que sólo busque tu reacción con palabras negativas, descalificadoras o enjuiciadoras.
Quejarse y criticar cualquiera lo hace y hasta se pueden volver expertos en esto, pero hacer que las cosas sucedan lo hacen muy pocos. Que yo sepa a ningún crítico se le ha construido algún un monumento.
Recomiendo que solo aclares las cosas entre personas con parecido nivel de evolución, de manera que puedan tener una apertura a la comunicación y al entendimiento. Por el contrario, cuando te encuentres con alguien que solo quiera discutir, no te enganches, tú solo observa y observa desde el profundo amor universal y misericordioso, quédate en silencio, sonríe, apártate si puedes, lo cual no significa discriminación ni rechazo alguno, sino una elección sana de paz, armonía e inteligencia. Esto es simplemente una cuestión de crecimiento, perspectiva, percepción y comprensión.
Recuerda, no podemos controlar lo que dice el otro, pero sí podemos elegir cómo interpretar y reaccionar.

Luz y Amor
Lic. Patricia Bogado
Coach Ontológico & PNL - Management de Emociones
www.patriciabogado.com.ar 
Facebook: PATRICIABOGADO - Tu Coach de Emociones  


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